domingo, 28 de agosto de 2011

PERU: Delincuencia sin Plan de Seguridad Ciudadana



Vectores que alimentan la Inseguridad y la delincuencia
A falta de un diagnóstico sobre la inseguridad y la delincuencia y peor aún de un Plan Nacional de Seguridad Ciudadana; Cuando en  nuestro país, a un General de la Policía, Ministro del Interior se le descubre saliendo de un hostal en evidente comisión de actos impropios a su investidura; cuando a otro General, Director General de la Policía Nacional se le denuncia por acoso a una oficial subalterna; cuando a sotto voce se murmura que en la división de logística del Mininter, opera una mafia organizada compuesta por altos oficiales, que pide cupos por compras y se trafica hasta con el combustible de los vehículos policiales; cuando en las comisarías no hay ni papel, ni gasolina para sus unidades de patrullaje y vemos a los policías en determinadas zonas de la ciudad coimeando a los conductores ó a las patrullas de carreteras recurseandose de la manera más vil y grosera; cuando los peruanos vemos que un gobierno cambia hasta cinco ministros del Interior, un sector tan sensible a la coima y la corrupción; cuando vemos que a un Congresista de la República, porque delincuentes comunes balean cobarde y salvajemente a su menor hija, se le nombra de inmediato Presidente de la Comisión de Seguridad Ciudadana y raudo anuncia a los medios que hay que endurecer sanciones para delincuentes con armas e incentivos de 100 dólares para quienes devuelvan las armas de fuego; cuando escuchamos absortos al Fiscal Supremo de la Nación, decir que ante la ola delincuencial hay que reabrir el Frontón; cuando para colmo de males, vemos a un reciente ex mandatario denunciar públicamente la incursión de delincuentes en la vivienda de su ex –esposa y no presenta la denuncia de rigor para las estadísticas criminales; cuando los ciudadanos del Perú se ven impelidos a enrejar sus calles y urbanizaciones ante la ola de robos y asaltos a sus viviendas ante la indiferencia de malos alcaldes cómplices del crimen; cuando Fiscales, Policías, Jueces, Alcaides y personal penitenciario sigan siendo cómplices del delito; cuando vemos a un presidiario ex – Presidente de la República, disfrutando privilegios para hacer parrilladas con Congresistas en un Penal; y cuando por la prensa los ciudadanos nos enteramos que un inoperante Contralor General de la República, responsable de cautelar el buen uso y aplicación de los dineros públicos clama por leyes para penalizar a los funcionarios públicos ladrones de estos dineros o cuando vemos que tenemos Congresistas de la República, encargados de dar leyes y fiscalizar su cumplimiento, casi analfabetos que a las justas aprendieron a leer.  A los ciudadanos del Perú, nos invade una sensación de impotencia, miedo y frustración, al extremo de decir “sálvese quien pueda”.
El gobierno y administración pública no tienen capacidad ni imaginación en diseño de políticas públicas
Desde este espacio, he sostenido que la decisión del Presidente Ollanta Humala, para presidir el Consejo Nacional de Seguridad Ciudadana (CONASEC), es plausible, encomiable y digno de ser apoyado. Pero ante lo descrito líneas arriba, considero un deber mencionar, que al hacerlo, puede dar un peligroso salto al vacío, y es que,  en el contexto de nuestro Estado-Nación,  resulta muy difícil diseñar y gestionar políticas públicas efectivas como las de la Seguridad Ciudadana, ni el gobierno, ni la administración pública tienen las capacidades, la inspiración, la legitimidad, ni la  confianza suficiente para diseñar y gestionar políticas. Por lo que, es evidente y urgente, la necesidad de impulsar urgentes procesos de modernización y reforma del Estado, no solo a nivel de la administración pública, como normalmente se sostiene, sino también a nivel de gobierno y de nuestra cultura política; Por todo esto, en el Perú, es inconcebible y lamentable en los momentos actuales seguir improvisando o copiando modelos de realidades ajenas a nosotros, no más “Plan Bratton”, menos  el colmo de la señora Fujimori, que en campaña electoral, nos quiso meter por las narices al ex alcalde New York Rudolpf Giulliani, como experto en seguridad ciudadana ver: http://www.youtube.com/watch?v=PHVdDH2Hos8.
Por lo general, todos hablan de políticas públicas, pero pocos saben a ciencia cierta, que son, para que sirven, como se diseñan y que consideraciones intervienen en su elaboración, implementación, administración, control y ajuste entre otros aspectos. El enfoque expuesto permite una primera definición de políticas públicas. Según Dye (1998), son los proyectos gubernamentales y las actividades administrativas propuestas y gestionadas desde el Estado (a través de los gobiernos y la administración pública) con la finalidad de satisfacer las necesidades de una sociedad en el presente y también en el futuro. Véase: LA FORMULACIÓN DE POLÍTICAS EN LA OCDE: IDEAS PARA AMÉRICA LATINA
          LA AUSENCIA DE UN PLAN DE LUCHA CONTRA LA DELINCUENCIA.- algunas ideas

La respuesta oportuna del Gobierno del Presidente Ollanta Humala a esta creciente demanda social de seguridad, hay que decirlo, no es el resultado de la formulación de diagnóstico, menos a la elaboración previa (ni como propuesta electoral) de un Plan de Lucha contra la Delincuencia. Este Plan debe comprender combatir tanto el incremento de faltas y pequeños delitos que deterioran la calidad de vida de los peruanos como las manifestaciones más graves de la delincuencia organizada. No se han conocido, ni se conocen aún, medidas tanto de reforma legislativa, como de mejora de la eficacia judicial y policial.

Las reformas legislativas a proponerse dentro de un Plan tentativo, pasan por la puesta en marcha de los denominados juicios rápidos de forma que delitos como robos, hurtos, robos de vehículos y otros delitos flagrantes se enjuicien de forma inmediata o en un plazo máximo de 15 días. Las faltas, por su parte, deberán juzgarse en el propio Juzgado de Turno en el transcurso de unas horas luego de la detención. Los juicios como en el caso español o de la UE podrán celebrarse además en ausencia del imputado cuando la pena solicitada no exceda de dos años y podrán practicarse pruebas antes del acto del mismo.

Como en el caso de otras experiencias analizadas, El Plan debe  establecer a su vez una nueva regulación más estricta de la prisión provisional de forma que combinada con una mayor rapidez de la acción de la Justicia se eviten las actuales tasas de multi – reincidencia de escaperos, ladrones de celulares, pandilleros, marcas y se acabe con el sentimiento de impunidad que puedan tener muchos delincuentes. Hay además la urgente necesidad de un endurecimiento del Código Penal frente a algunas formas de delincuencia.

En materia de extranjería, en los casos de tráfico de drogas “burriers” y con la opinión de los expertos se debe  introducir dos medidas de impacto judicial penitenciario sumamente eficaz, al tiempo que ayuda a descongestionar nuestros centros penitenciarios en donde un gran número de presos son extranjeros. La primera medida consiste en regular la autorización judicial para llevar a cabo la expulsión cuando los extranjeros se encuentren procesados. La segunda es obligar a la expulsión en casos de condenas mayores a seis años, salvo supuestos de excepcional naturaleza.

En un segundo bloque, se debe plantear la exigencia ciudadana sobre algunas medidas en relación con la mejora de la Administración de Justicia. Es menester exigir a los titulares del poder judicial y del Ministerio Público, priorizar la calidad, antes que la cantidad, para que  plantear la creación de nuevas plazas de jueces en el ámbito penal y de nuevas plazas de fiscales,  si muchos de los actuales son deshonestos o ímprobos, en este caso, es pertinente generar incentivos económicos a la eficacia y eficiencia de Jueces y Fiscales; así como la implantación de reformas organizativas para mejorar la eficacia contra el delito, todos los avances logrados en este campo, aun siguen siendo insuficientes.

El tercer bloque de medidas tiene que ver con la mejora de la operatividad de las fuerzas de seguridad, antes que incrementar sus contingentes, purgando a los efectivos corruptos. El primer objetivo en este campo es lograr una mayor presencia policial en las calles, tal y como se ha planteado de manera permanente y no como se observa en la actualidad, que ya no se ve policías en las calles, al parecer todos han vuelto al servicio de entidades privadas y financieras quebrando el principio de autoridad al nivel de la presidencia de la República..

La segunda medida es la puesta en marcha de programas territoriales y sectoriales específicos en aquellos lugares o actividades que resultan especialmente vulnerables a la acción de la delincuencia, como el programa para la seguridad en los barrios, el plan de seguridad para el comercio, los programas de atención al turismo o el programa de lucha contra el narcotráfico. En esta misma línea, se debe buscar adaptar la actuación policial al nuevo régimen de Juicios Rápidos y potenciar las Unidades de investigación dedicadas a combatir el crimen organizado.

Para lograr una mayor especialización de las Fuerzas de Seguridad en la lucha contra el delito se debe crear en la Policía Nacional, la especialidad de seguridad ciudadana. Un aspecto esencial de un  Plan de lucha contra la delincuencia es la mejora de la cooperación y la coordinación entre la Policía Nacional. Para ello se debe proponer con fuerza de ley, un Convenio Marco de Colaboración Único y a nivel Nacional con el AMPE y REMURPE que impulse la colaboración de las Fuerzas de Seguridad del Estado y los servicios de Serenazgo Municipal o mejor llamadas  “Policías Locales” a través de dispositivos conjuntos de prevención, interconexión de Salas de Emergencias, utilización conjunta de bases de datos y la creación de Oficinas conjuntas de Denuncias. Es más, sería necesario proponer que la Municipalidad de Lima, asuma la responsabilidad de la creación de una Escuela Nacional para la formación de la nueva Policía Local o Serenazgo e inclusive evaluar la reforma de la constitución, en el acápite referido a las facultades de la Policía Nacional.

Los Municipios, la delincuencia y el Plan de Seguridad Ciudadana

En nuestra anterior entrega,  hemos sostenido que estamos convencidos  de que el espacio local, en el que se desenvuelven nuestros municipios, como territorio ecológico geográfico y económico productivo, como espacio de interacción de actores sociales e institucionales y como instancia de gobierno y construcción social del desarrollo, son la dimensión social más adecuada, porque en él se tornan concretos, accesibles y operables las diversas dimensiones en su articulación y sinergia generadoras del desarrollo humano.

En  tal sentido,  nos sentimos obligados a precisar  la necesidad  de una nueva cultura municipal y policial que fomente la implicación y la colaboración ciudadana, que haga al ciudadano más protagonista de su propia protección, y establecer marcos de diálogo y comunicación más estrechos entre las fuerzas de seguridad y los ciudadanos, que propicien un mayor cauce de información de indicios o sospechas. La lucha contra la delincuencia tiene como hemos visto, componentes esenciales que van más allá de la acción policial o judicial. En este sentido, es necesario implicar más a las administraciones, especialmente a las locales, en políticas integrales de seguridad que incluyen aspectos tan diversos como protección social y comunitaria ante la ola de asaltos y robos a viviendas, urbanismo, educación o iniciativas de ocio alternativo para los jóvenes, preservación de espacios públicos, parques y plazas, para impedir que sean tomados por drogadictos y jóvenes alcohólicos, turismo entre otros muchos aspectos. Para ello es esencial que los alcaldes asuman la seguridad ciudadana como una responsabilidad fundamental para garantizar la convivencia y la calidad de vida en sus ciudades.
Esta especial complejidad de la seguridad en el ámbito urbano tiene su máxima expresión en el fenómeno emergente de las grandes ciudades. Así, la creciente colaboración entre Fuerzas de Seguridad del Estado y Policías Locales podría avanzar en el futuro hacia una mayor integración operativa de Policía Nacional y Policía Local en las grandes capitales bajo la autoridad funcional de los alcaldes.

CONCLUSIONES

La primera conclusión que debemos exponer es la dificultad de realizar un diagnóstico preciso sobre el estado de la Seguridad Ciudadana en nuestro país y en cada una de nuestras ciudades. La ausencia de encuestas periódicas de victimización y la heterogeneidad de los indicadores hacen difícil realizar una evaluación rigurosa del nivel de delincuencia. En este sentido, podría ser de gran utilidad, la creación de un Observatorio de la Seguridad Ciudadana a nivel de Municipalidades Provinciales, que unificara las estadísticas de delincuencia, realizara encuestas de victimización periódicas y ofreciera análisis fiables y comparados sobre el estado de la cuestión.
En cualquier caso, el conjunto de las estadísticas disponibles en nuestro país muestran un crecimiento constante de las infracciones penales, especialmente las menos graves, en la última década de crecimiento económico, así como un repunte de la delincuencia, incluidas formas cada vez más violentas, en los últimos dos años.
En esta evolución hay tres fenómenos que resultan especialmente preocupantes y los cuales hay que detener. En primer lugar, el alta tasa de delincuencia que se extiende en todo el país, en segundo lugar, la proliferación de grupos de delincuentes organizados y en tercer lugar, el acelerado clima de corrupción que se observa en la policía, los entes encargados de la administración de justicia, los gobiernos regionales y locales.
Por otro lado, el aumento de la delincuencia en nuestro país tiene más que ver con la inoperancia de nuestro sistema penal que con la falta de eficacia en la prevención policial.
La excesiva lentitud de la Justicia y el escaso número de sentencias condenatorias en función del número de delitos esclarecidos está generando una sensación de impunidad ante la delincuencia que resulta destructivo para nuestra convivencia.
La necesaria reforma del sistema penal incluye reformas legislativas imprescindibles, como el tratamiento de la multirreincidencia, el endurecimiento de penas para determinados delitos, como lo pide el Presidente de la Comisión de Seguridad Ciudadana del Congreso Reggiardo o la posibilidad de expulsión inmediata de los extranjeros delincuentes en el segmento del tráfico de drogas. Pero estas reformas deberán ir acompañadas de una modernización de la Administración de Justicia, verdadero cuello de botella de cualquier reforma legislativa.
El Pacto por la Justicia, ahora en manos del CONASEC como máxima instancia, abre una perspectiva alentadora en este terreno. Estas reformas deben incluir a su vez una potenciación de las unidades de policía judicial que mejore la calidad de los atestados y las diligencias policiales. Pero aún más esencial que todo esto es un cambio de mentalidad que resalte la función social del poder judicial en la lucha contra la delincuencia. Socialmente, hay que recuperar el valor de la responsabilidad individual, acabando con la idea de que el individuo no es culpable de nada, porque la responsable es la sociedad en su conjunto. La reinserción debe seguir siendo un valor fundamental en todo nuestro ordenamiento judicial y penitenciario, pero ese objetivo debe ser compatible con la defensa de la seguridad, la convivencia y la paz social a las que tienen derecho todos los ciudadanos. Esto implica, entre otros muchos aspectos, una actitud menos tolerante con determinadas conductas incívicas que no siendo de gran gravedad sí implica un deterioro de la convivencia y en muchas ocasiones son preámbulo de acciones delictivas más graves.

Sin embargo, el aumento de la delincuencia en su demarcación provoca que las nuevas demandas de unidades especializadas sólo puedan ser satisfechas con aumentos reales de efectivos. Esto nos hace prever un incremento ó mejor tal vez, la re-estructuración de la actual Policía Nacional y la creación de una nueva Policía Local  en el futuro.
En definitiva, fenómenos como la globalización están generando un sentimiento de creciente inseguridad en las sociedades democráticas. El Estado, que en las últimas décadas se había volcado más en la prestación de bienestar a sus ciudadanos, relegando sus funciones clásicas de seguridad, está hoy obligado a dar respuesta a esta creciente demanda social, no sólo para mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos, sino para garantizar el propio funcionamiento democrático de la sociedad.

domingo, 21 de agosto de 2011

Seguridad Ciudadana: cogiendo a la corrupción por los cachos

Al lanzar el Consejo Nacional de Seguridad Ciudadana, el Presidente Ollanta Humala no sólo ha cumplido con su palabra empeñada, ha puesto el dedo en la llaga en un Estado enfermo y ha saltado pus.

Al asumir la Presidencia del Consejo Nacional de Seguridad Ciudadana (Conasec), en el Salón Túpac Amaru de Palacio de Gobierno, ante la presencia de los titulares del Congreso, Daniel Abugattás; del Poder Judicial, César San Martín; del Ministerio Público, José Peláez Bardales, además de los miembros del gabinete ministerial; la Alcaldesa de Lima, Susana Villarán; el Defensor del Pueblo, Eduardo Vega; y el presidente del Consejo de la Prensa Peruana, Luis Agois; o sea, la “crema y nata” del ejercicio del poder del Estado en el país y por tanto, responsables directos de la lucha en contra de la delincuencia criminal y del flagelo de la corrupción que campea en el Estado y en la Administración Pública; al hacerlo de esta forma, el Primer Mandatario, ha notificado públicamente a estos burócratas “señorones” y les ha dicho, que no admitirá omisiones, ni complicidades en la lucha contra la corrupción en sus sectores.

Y es que con indignación ha señalado, que la población está harta de que los delincuentes utilicen el espacio público para agarrarse a balazos y de ser víctimas del robo de una billetera o una cartera. "El pueblo está cansado de mucha teoría y pocas acciones", al Congreso le ha pedido "mayor drasticidad en las penas", en especial de aquellos delitos que se cometan con armas de fuego y en contra de la integridad física de los niños y la aprobación de una propuesta de ley, para la creación de un Servicio Policial Voluntario. Al Poder Judicial  y en presencia de su titular, César San Martín, demandó a los jueces que no permitan que los delincuentes usen vacíos jurídicos para salir de prisión. "Yo le digo al doctor San Martín que muchas veces un juez corrupto puede ser más peligroso que un delincuente", en ese sentido,  que los jueces corruptos deben ser procesados por la Oficina de Control de la Magistratura (Ocma) "para que se vayan a acompañar a los delincuentes en lugar de soltarlos para que pongan en zozobra a la sociedad". Al Ministerio Público, le ha dicho   que muchas veces, por buscar la investigación perfecta, "no cumplimos con la obligación de denunciar el delito y al delincuente ante el Poder Judicial". Al Ministro del Interior, Óscar Valdés, realizar una evaluación de todos los generales de la Policía Nacional. Tiene usted un plazo de 60 días para darme los resultados de la evaluación de todo el alto mando de la PNP", además, ordenó una reorganización del Ministerio del Interior y una reestructuración de las escuelas de formación de policías. "Tengo entendido que hay casi 18 escuelas; ya están proliferando y lo están agarrando como un negocio". Lo que ha que ha hecho el Presidente Ollanta Humala, es coger a la corrupción por los cachos o por los cuernos y los burócratas allí presentes han tratado de eludir su responsabilidad,  como siempre lo hacen sin vergüenza alguna.

Para los peruanos, cansados hasta el hartazgo, las palabras del Presidente de la República, equivalen a decir: !BASTA YA¡ a un MININTER, mafioso en su aparato logístico e indiferente con la policía a su cargo; a un Ministerio Público que crece y crece haciendo metástasis, El Poder Judicial, rémora de la justicia y guarida de jueces ímprobos y deshonestos; al Ministerio de Justicia, inoperante, burocrático y sin imaginación, con prisiones en el centro de la ciudad, al INPE impresentable y el infrahumano hacinamiento de los penales que administra, escuelas del crimen organizado y de los marcas; incluida las corruptelas en el que están atrapados muchos policías, fiscales, jueces y personal penitenciario, tampoco los miserables estipendios con los que se remunera a un contingente policial escasamente preparado
Para la sociedad civil, la arenga presidencial, si presupone cambios profundos en las perversas estructuras jurídico-sociales, institucionales y políticas, con la participación protagónica de la sociedad civil, garantizando la desprivatización de un Estado excluyente que funciona como garante de intereses de pocos, para dotarlo de una misión que responda a los intereses de la nación a la que se debe; hacerlo de esta forma y no de otra, equivale a poner los caballos detrás de la carreta, consiguientemente mantener el estatus quo de un Estado débil y corrupto y por tanto ajeno, a los grandes males que afectan a los ciudadanos, a la nación y a la República en su conjunto.

Empeñar al Estado y al Perú como nación, en la “Erradicación de la Violencia y Fortalecimiento del Civismo y de la Seguridad Ciudadana” (Política de Estado N° 7 del Foro del Acuerdo Nacional), impone como condición sine qua non, la “Afirmación de un Estado Eficiente y Transparente” (Política de Estado N° 24), que vele por la construcción de un Estado eficiente, eficaz, moderno y transparente al servicio de las personas e incrementar cobertura y calidad de servicios públicos en todos sus niveles. Para lograr tales objetivos en este empeño nacional, se debe impulsar una verdadera “Descentralización Política, Económica y Administrativa para propiciar el Desarrollo Integral, Armónico y Sostenido del Perú” (Política de Estado N° 8); para exigir que el Estado sea eficiente en su tres niveles (Nacional, Regional y Local). Sólo y así se podrá “Reducir la Pobreza” (Política N° 10); “la Promoción de la Seguridad Alimentaria” (Política N°15); se garantizará “El Desarrollo Sostenible y la Gestión Ambiental”. Finalmente, con seguridad ciudadana se podrá garantizar la paz y un país estable para las inversiones, el turismo y el desarrollo económico sostenible; será factible y posible entonces “El Desarrollo de la Ciencia y la Tecnología” (Política N° 20); el “Desarrollo en Infraestructura y Vivienda” (Política N° 21) y finalmente accesibles los derechos de salud y a la Seguridad Social (Política N° 13); El acceso al Empleo Pleno, Digno y Productivo (Política N°14), el fortalecimiento de la familia y la búsqueda de la competitividad, productividad y formalización de la actividad económica. Políticas N° 16 y 18.

Entonces comprenderemos la dimensión de la inédita actitud y el reto del mandatario de la nación de presidir el Consejo Nacional de Seguridad Ciudadana, que sin corresponderle, salta de la prédica al ejemplo, señalando el camino, de que mayores deben ser las responsabilidades de Ministros, Presidentes Regionales,  Alcaldes Provinciales y Distritales,  de quienes, hay que exigir, el irrestricto respeto y cumplimiento de lo que establece el mandato de sus leyes orgánicas en el ejercicio del poder, sino cumplen, habrá que exigir del pueblo sus revocatorias, dos millares de alcaldes ineptos, salvo honrosas excepciones, no hacen nada por la seguridad de sus vecinos o hacen muy poco y no respetan el acceso y la transparencia de sus actos, menos la participación ciudadana por encontrarse envueltos en escandalosos actos de corrupción, dilapidando o robando con la obsecuencia ominosa  de la Contraloría General de la República, los dineros públicos que le pertenecen a todos los peruanos.

En esta dirección y tal como lo pretende el Presidente Humala, el Congreso tiene que asumir su responsabilidad histórica, no sólo de dictar y perfeccionar las normas, sino fiscalizando su cabal cumplimiento, en el entendido, de que descentralizar es cambiar el equilibrio de la organización política del Estado, redistribuyendo el ejercicio del poder hacia las instancias subnacionales y locales, con el propósito de legitimar la gobernabilidad y el sistema democrático, afirmando el acceso a la información y la participación de la ciudadanía. Comprendiendo a cabalidad, que más allá de los perniciosos voluntarismos, es saber a conciencia ¿De qué país hablamos? ¿Qué clase de Estado queremos construir?, ya que no es posible entender el rol del PERU y de su gobierno, en el camino hacia su proceso de desarrollo, sin el debate y la discusión que nos permita consensuar “Nuestra Visión de país” que anhelamos los peruanos, de nuestra manera de entender su desarrollo y  su gestión como un territorio sinérgico de su diversidad social, cultural y económica; dejando atrás las armazones de la prehistoria que retroalimenta segregación, exclusión y con frecuencia violencia y caos, para comprometernos con la construcción del Desarrollo Humano mediante la articulación y la armonía.

Seguridad Ciudadana motor de la transformación del Perú

Estamos seguros, que el presente es un tiempo extraordinario que desafía nuestra imaginación y creatividad e impulsa nuestra actitud y disposición hacia el cambio y la innovación. Tomemos al reto de la Seguridad Ciudadana, como el motor de la gran transformación y para ello tenemos que dejar de ver y pensar en una Lima Centralista, como el espacio físico de territorio egoísta, en donde se ubican las entidades que centralizan el poder económico, político y cultural; en concreto, nos referimos a los omnímodos poderes de la Banca y las Finanzas, los medios masivos que privatizan la información de acuerdo a sus intereses, los poderes del Estado y el Gobierno Central, ajenos e indiferentes casi siempre a los problemas cotidianos de la gente, la primus jerarquía de la Iglesia Católica, la Defensa Nacional con mandos, cuarteles y escuelas enclavados dentro de una ciudad que nos les pertenece, las grandes empresas pesqueras, mineras, gasíferas y petroleras e inclusive las de comunicación masiva; que son, no se sabe a nombre de quien, los que toman las decisiones cruciales en nuestro país, como si el destino de nuestra nación fuera de su pertenencia. Esta concepción errática de Lima es la que predomina en la mente de los peruanos que viven en otras regiones del Perú, y que la ven como enemiga, depredadora de sus riquezas y traba para la descentralización y regionalización del país. Es por estas razones y por la falta de VISION DEL PERU, que fragmenta al territorio y lo divide en compartimentos desarticulados e ingobernables, tal y como ocurre en Lima, dividida en distritos segregados y provincias desarticuladas y en donde, ni siquiera es viable una propuesta integral de seguridad ciudadana, debido a leyes que impiden una gestión del territorio y no alientan para nada la cooperación y solidaridad entre pares –ciudades y provincias– acorde con la realidad económica y social, los flujos y los nexos que existen en este territorio regional y entre sus habitantes.

La Municipalidad, el desarrollo local y la seguridad ciudadana

Para todos los peruanos vecinos y miembros de una comunidad, no hay precedentes en la historia de la república, de los ingentes recursos económicos, financieros y presupuestales, de los que gozan hoy en día, los 1826 municipios distritales y las 194 municipalidades provinciales y a diferencia de casi 2000 mil funcionarios- alcaldes que ejercen el poder del Estado, los peruanos de a pie, los vecinos de nuestros distritos, si, estamos persuadidos de que el espacio local, en el que se desenvuelven nuestros municipios, como territorio ecológico geográfico y económico productivo, como espacio de interacción de actores sociales e institucionales y como instancia de gobierno y construcción social del desarrollo, son la dimensión social más adecuada, porque en él se tornan concretos, accesibles y operables las diversas dimensiones en su articulación y sinergia generadoras del desarrollo humano.
Lamentablemente, estos aspectos no han sido entendidos por los dos mil alcaldes y más de doce mil regidores que se nutren de suculentos sueldos y de dietas, sin entender la función, para los que han sido elegidos, ya sea por desconocimiento de lo que mandan las normas ó porque están dedicados al usufructo del poder otorgado por el pueblo.
Finalmente y para entender la propuesta del Presidente de la República Ollanta Humala e impedir que fracase en su cometido, es necesario mandar a la cárcel, a por lo menos 500 alcaldes involucrados en casos de corrupción y que se encuentran comprendidos en procesos de determinación de responsabilidades aperturados por la Contraloría General de la República y acto seguido, exigir el cumplimiento de lo que manda expresamente las normas sobre seguridad ciudadana y que las enunciamos para una mejor comprensión:

·         Son competencias y funciones metropolitanas especiales de la Municipalidad de Lima, LEY N° 27972,  Artículo N° 161 del la Ley Orgánica de Municipalidades:
              8. En materia de Seguridad Ciudadana
             8.1-Crear, normar, dirigir y controlar el Sistema Metropolitano de                                                     Seguridad Ciudadana,  con arreglo a la ley de la materia.
·         Las Municipalidades del Perú, en materias de Seguridad Ciudadana ejercen las siguientes funciones Ley Orgánica De Municipalidades 27972 ART.85°:
1.-Funciones específicas exclusivas de las municipalidades provinciales:
1.1.- Establecer un sistema de seguridad ciudadana, con participación de la sociedad civil y de la Policía Nacional, y normar el establecimiento de los servicios de serenazgo, vigilancia ciudadana, rondas urbanas, campesinas o similares de nivel distrital o de centros poblados en la jurisdicción provincial de acuerdo a ley.
·         2.- Funciones específicas compartidas de las municipalidades provinciales:
2.1.- Coordinar con las municipalidades distritales que la integran y con la Policía Nacional al servicio interdistrital de serenazgo y seguridad ciudadana.

Lamentablemente, son muy pocas las Municipalidades del Perú, que cumplen con eficiencia lo que dispone la Ley, en materia de Seguridad Ciudadana.

jueves, 11 de agosto de 2011

La Libertad ó Prostitución de Expresión en Perú

Escribo esta nota, provocado por un ex asalariado de la dictadura del fujimontesisnismo de los años 90, hoy  escribiente y dizque director de un periodicucho limeño, que al interrogarse ¿Dónde está el mandatario? Dice muy suelto de huesos y sinvergüenza…”una sombra de dudas comienza a cubrir Palacio de Gobierno sobre las razones que tendría el presidente Ollanta Humala para no expresarse ante la opinión pública”…Luego se refiere de manera ramplona al Señor Premier Salomón Lerner, aludiéndolo que acompañado de  tres miembros de su Gabinete, leyó una declaración del Presidente Humala sobre la crisis internacional. Y vuelve a interrogarse… ¿Por qué no salió el propio mandatario a dar su declaración? prosigue con insolente procacidad al decir y refiriéndose al padre del Mandatario Humala, “El papá sigue hablando”, continúa despotricando, balbuceando e interrogándose epilépticamente “Comienza el copamiento” en medio de sus severos espasmos el infeliz servil del gobierno más corrupto de la historia del Perú,  logra alcanzar al Presidente del Congreso y lo acusa de tener otro traductor, para terminar jadeante de rabia y casi yerto enfilando sus baterías inmundas y lleno de rabia contra la alcaldesa Susana Villarán.
Critica este escribiente plumífero de marras en su editorial, las medidas de reestructuración policial a efectos de mejorar la seguridad ciudadana, anuncia en sus interiores… Advierten politización en Comandancia del Ejército y extenuado copula rendido a los pies de la hija del asesino y ladrón preso en Diroes y cual vulgar sirviente, con fotografía a color incluida, lanza el titular “Humala está nervioso y temeroso por nuevo cargo”. Hasta aquí no más, no nos vamos a centrar en la “prostitución” como acto de comercio sexual, sino en el análisis y reflexión de la prostitución que hacen de la libertad de expresión, algunas empresas y periodistas de los medios de comunicación al amparo de la legislación vigente y que repercute negativamente en la visión que debe tener nuestra sociedad (medios de comunicación como agentes socializadores).
Lo que tratamos de comprender y tal vez hacer comprender a través de la lectura y el debate ulterior, es la “guerra sucia”, a lo cual se dedican estos medios y periodistas al servicio de la vil corrupción, perpetrando atenazar al régimen para propiciar su descrédito y posterior derrumbamiento. Entonces concluimos, que esa es la consigna falaz de este mal ejercicio de la libertad de expresión; felizmente el régimen de Ollanta Humala y el de Susana Villarán, así parecen haberlo entendido, la guerra está declarada y guerra avisada no mata gente, mata a corruptos y de eso se trata.
Finalmente debemos señalar, que en este espacio, nos ocupamos de cuestionar al “Estado ausente”, a aquel que lo seguimos mirando como un organismo débil, malformado desde su nacimiento, perverso y corrupto; el mismo que no ha logrado constituirse en un instrumento de ordenación y vigilancia del contrato social, capaz de distribuir con justicia y eficacia, y de cumplir con sus funciones elementales en materia de salud, educación, justicia, seguridad y promoción del empleo, en ese sentido no ha llegado a superar condiciones mínimas y sus omisiones son notables, no contribuyendo los medios de comunicación a través de la tan cacareada “libertad de expresión” a la consecución de sus nobles fines.
Es así, que para una minoría, dentro de ellos los medios de comunicación, el Estado es una fuente esencial de recursos, por procedimientos rentistas cada vez más visibles, escandalosos y censurables. No sólo se trata de disponibilidad de información, sino de expresa divulgación de la manera en las que se negocia los intereses nacionales, eso para esta prensa sucia, amarilla, corrupta y prostituida es de poca trascendencia por el culto al libre mercado, en estos casos, no importa que el ciudadano pueda enterarse cuando se trata de negociar el interés nacional.
No queda duda, que la libertad de expresión ha sido vulgarmente tergiversada, al extremo de entenderse como la libertad de los medios informativos, sin negar la importancia que han tenido en la vigilancia de los intereses nacionales y denuncias de actos de corrupción, convirtiéndose en algunos casos en bastiones de la defensa de los derechos civiles y de la moralidad pública. Lo criticable, es la manera como sin impudicia se convierten en instrumentos del poder con gran autonomía, asociados a intereses adversos al bien de la sociedad o de franca corrupción, la profusión de la prensa amarilla, la devaluación de la calidad educativa en los mensajes de la televisión de señal abierta, son ejemplos de lo que no debería ser la comunicación de masas. La prensa, en el balance ha dejado de ser un referente para la formación de las personas, en especial de jóvenes y de niños, que debiera apuntar a la construcción de una sociedad mejor.
En el Perú, la sociedad civil peruana tiene una clara idea de lo que significa “la libertad de expresión” como bien supremo de información para formar opinión pública, esta no es patrimonio privado de negocios inescrupulosos de la comunicación y de sus intromisiones mercenarias para  envilecer la política, tal y como sucedió con Jaime Bayly y toda la prensa nacional, que en aberrante contubernio trataron de satanizar e impedir el triunfo electoral de Ollanta Humala y de Susana Villarán, en los últimos dos proceso electorales.

miércoles, 10 de agosto de 2011

Gobierno, Estado, políticas públicas y corrupción

En su mensaje a la nación, el Presidente Ollanta Humala ha sostenido que los ciudadanos sufrimos el abandono de los políticos por causas de un Estado insensible, burocrático y centralista. Un Estado acechado por la corrupción y el despilfarro, alejado de sus ciudadanos, incapaz de protegerlos de la violencia y la criminalidad. Ha señalado que necesitamos más Estado, más patria y que la corrupción sea sancionada, que la realidad nos interpela diariamente y nos exige un nuevo contrato social que haga posible la convivencia armoniosa de todos los peruanos. Para la ejecución de las políticas públicas nacionales, el gobierno realizará reuniones descentralizadas. En el caso concreto de Lima, que ha crecido de forma desordenada y caótica, daremos continuidad a la inversión en transporte público en la ciudad y en el caso de los inmigrantes ha ofrecido la defensa consular de los peruanos en el exterior; así como, presidir el Consejo Nacional de Seguridad Ciudadana y Política de lucha contra la Criminalidad para darle un carácter multisectorial, entre muchas otras medidas de política anunciadas. Semejante tarea, no solo merece ser aplaudida, sino también apoyada, con el sólo propósito de que la palabra empeñada en el proceso de construcción de Estado-Nación, no se convierta en una nueva frustración nacional.

Ahora bien, sin el ánimo de promover contradicciones de ningún género con lo dicho por el Mandatario Humala y tratando los temas propuestos desde un enfoque tradicional de Estado-Nación, se debe reconocer que resulta muy difícil diseñar y gestionar políticas públicas efectivas, más aún sabiendo que, ni el gobierno nacional, ni la administración pública tienen las capacidades, la inspiración, la legitimidad, ni la confianza suficiente de la ciudadanía para diseñar y gestionar políticas. Entonces, resulta justificada la decisión de la nueva administración acerca de la urgente necesidad de impulsar procesos de modernización y de Reforma del Estado, no solo a nivel de la administración pública como generalmente se entiende, sino también a nivel del gobierno y de nuestra propia cultura política.

Lo señalado sin duda alguna, implica un esfuerzo y una tarea sin precedentes, si consideramos que el país se encuentra inmerso en un proceso de descentralización con niveles de gobierno regional y local, en cuyas instancias es difícil, por no decir imposible, hallar un solo referente que aplique diseños y gestión de políticas públicas. Sobre el particular, es importante acotar que, en los 26 Gobiernos Regionales reconocidos por su ley de creación N° 27867 y su ley modificatoria N° 27902 para regular la participación de los alcaldes y la sociedad civil; las 194 Municipalidades Provinciales y las 1826 distritales, regidos por su ley N° 27972, todos hablan de políticas públicas, pero muy pocos saben a ciencia cierta que son, para que sirven, como se diseñan y que consideraciones intervienen en su elaboración, implementación, administración, control y ajuste entre otros aspectos. Además carecen de capacidades para solventar proyectos de inversión tanto regional, como a nivel local, tampoco se evidencia capacidad, menos calidad en la ejecución del gasto.

Si al dramático estado de las capacidades en los gobiernos regionales y locales, le añadimos la controversial política de tener que articular la gestión sectorial del gobierno nacional, que separa y divide a otra de carácter espacial – territorial, encontramos que el avance de las unidades de gobierno descentralizado será largo, penoso y difícil. El nuevo gobierno como una forma de reparar decisiones irresponsables de la administración anterior, debería reactivar el Consejo Nacional de Descentralización (CND) creado por mandato de la Ley de Bases de la Descentralización-Ley 27783, artículos 23 y 24, con la finalidad de supervisar, conducir y monitorear el proceso, lamentablemente esta institución fue criticada como burocrática e ineficaz por el gobierno de Alan García. Por lo que, el 24 de enero de 2007, el CND fue abolido y reemplazado por la Secretaría de Descentralización, como dependencia adscrita al Despacho del Primer Ministro, mediante el Decreto Supremo Nº 007-2007-PCM, Artículos Nº 1, 3.

El proceso de descentralización, es uno de los más profundos que haya emprendido el Estado peruano y debe replantearse en sus estrategias para lograr competitividad y equidad, en el desarrollo del país como una forma de acabar con la exclusión, la marginalidad y la pobreza, evitar la corrupción que empieza a propagarse en cada uno de estos espacios, debido a los ingentes recursos presupuestales (Véase gráficos 1 y 2) que estos manejan y ante las carencias de un ente de control inoperante como lo es, la Contraloría General de la República


A Manera de conclusión
 Diferentes estudios muestran que la confianza en las instituciones públicas, tanto de Perú, como de América Latina, tiende a ser, en promedio, la más baja del mundo1. Si bien en Perú, la introducción de la gestión por resultados parece ser el elemento prevaleciente para reconstruir esta confianza pública, mejorar la calidad de las políticas públicas es un paso clave que contribuye al mismo objetivo.

 En el Perú, la administración del Presidente Ollanta Humala para poder cumplir con sus ambiciosas metas, debe enfrentar al menos cinco desafíos importantes: (i) Capacidad técnica insuficiente en el centro del gobierno para formular políticas o evaluarlas ex–ante o ex-post – por centro de gobierno nos referimos a la autoridad política en la cumbre del poder ejecutivo, usualmente ubicado en la oficina del primer ministro o presidente, pero es importante destacar que las secretarías centrales (por ejemplo, oficinas de gabinete) y ministerios (por ejemplo, Hacienda) brindan soporte administrativo vital al centro; (ii) Poca coordinación entre políticas sectoriales, lo que conlleva a políticas inconsistentes e incoherentes; (iii) Bajos niveles de impugnabilidad durante la formulación de políticas, ya sea dentro del ejecutivo, desde el legislativo o desde fuera del sector público; (iv) Desconexión entre la formulación y la implementación de las políticas; y (v) Si bien la política influye fuertemente en la formulación de políticas públicas en el caso de Perú, estas deben ser consensuadas en el Foro del Acuerdo Nacional.

1 Blind (2006) y Arizti et al. (2010)
2 LA FORMULACIÓN DE POLÍTICAS EN L A OCDE: IDEAS PARA A MÉRICA L ATINA.


miércoles, 3 de agosto de 2011

En la era Humala: El Perú de cara al futuro


El Perú es un país con un Estado excluyente, perverso y de profundas desigualdades, peligrosamente fracturado en dos mitades social y políticamente y  en dónde no obstante su complejidad, la percepción del grueso de sus ciudadanos sigue siendo la apuesta por el cambio y la esperanza. En este contexto, no están ausentes las expectativas de quienes están dispuestos a fomentar el desorden y el caos social. Tampoco las tentaciones extremistas de algunos, ni las imprevisiones, que pueden provocar un estado de “anomia” con imprevisibles consecuencias políticas, sociales y económicas, en el caso de no exhibir celeridad en sus actos más puntuales de gestión, tales como la seguridad ciudadana y la inclusión social.
Apenas iniciada la gestión del Presidente Ollanta Humala, este y su Primer Ministro Lerner en particular, de acuerdo a lo que se puede apreciar, ya se encontrarían, esperemos que no, ante un presente cargado de incertidumbres, pero final y felizmente, al frente de la nave llamada PERU y de cara al futuro. Estamos seguros de que será para bien de todos los peruanos, en especial de la juventud y de los que menos tienen.
En un breve diagnóstico sobre el Perú, en su primer mensaje a la nación, ha señalado el Presidente Humala con humildad y sencillez que trasciende desde ya la historia…”Nuestro país trabajador, honrado y diverso, se encuentra fracturado y herido. Sufre el abandono de los políticos y de un Estado insensible, burocrático y centralista. Un Estado que le ha dado la espalda al interior del país, un Estado que sufre de mal de altura o soroche y que se niega a subir los andes y extenderse en nuestra amazonia. Un Estado acechado por la corrupción y el despilfarro, alejado de sus ciudadanos, incapaz de protegerlos de la violencia y la criminalidad. Sueño con un Perú donde la vida no sea un riesgo, donde las ciudades sean espacios seguros donde el ciudadano se encuentre protegido. Para esto necesitamos más estado, más patria y que la corrupción sea sancionada….Sin embargo, transformar el país no es tarea fácil. No solo porque el cambio es siempre una tarea de multitudes, sino porque también implica enfrentar y superar nuestros problemas, proponer una nueva manera de convivir”.      

En un tema medular y crucial para la construcción de un nuevo Estado-Nación y reconocido como la “gran Transformación” ha sostenido:…”Evoco aquí nuevamente la figura de Haya de la Torre  y su legado, plasmado singularmente en la Constitución de 1979, la ultima constitución de origen democrático, a la que muchos no la han respetado y por eso la olvidan, que constituye para mí una verdadera inspiración por su contenido nacional, democrático y de libertad”.

También como fundamento de la funcionalidad del país, ha mencionado que su administración será un gobierno para todos y recordando a Mariátegui, no habrá calco ni copia, sino creación heroica y eso es lo que el Perú espera desde hace 190 años y se hará a través de un Estado promotor del crecimiento y del progreso social, priorizando la educación, salud y nutrición infantil, mejorando las condiciones de trabajo, en especial de los CAS y servicios no personales, invirtiendo en infraestructura, en escuelas, en postas médicas, en cunas y mejorando el salario básico.

Importante y fundamental para una nueva “visión de país” han sido sus expresiones:….”Asimismo, avanzaremos profundamente en la política de ordenamiento territorial que nos permita establecer de manera participativa el uso racional de nuestro territorio. Las ganancias extraordinarias de las empresas mineras deben contribuir al esfuerzo nacional en pro del combate contra la pobreza. Los contratos serán respetados y la negociación permitirá, no lo dudo, y repito no lo dudo,  que esta significativa contribución beneficie a todo el país.

En cuanto a la necesidad de reforzar un “Estado de bienestar” ha sostenido que:…Reconstruiremos una verdadera Marina Mercante del Perú para ejecutar lo que dispone la Ley de Reactivación y Promoción de la Marina Mercante Nacional. Fortaleceremos el SIMA y ENAPU como empresas eficientes y buscaremos que la construcción de más aeropuertos se oriente también hacia el fomento el turismo. Tomaremos las medidas necesarias para que el Perú tenga su línea aérea de bandera y que el mercado aéreo comercial sea más abierto y de mayor competencia, sobre todo para abaratar y ampliar la comunicación al interior del país. En el campo de la infraestructura, se proseguirá con la ejecución de obras viales como los proyectos IIRSA Interoceánica del Sur, Interoceánica del Norte, los programas Costa-Sierra y apoyaremos la elaboración y construcción de proyectos ferroviarios. El gobierno nacional será el principal aliado de los gobiernos regionales y locales. Una de nuestras primeras medidas será la instalación de un mecanismo de relación fluida del gobierno con los presidentes regionales, incluyendo el reconocimiento de la Asamblea de Gobiernos Regionales.

Para la ejecución de las políticas públicas nacionales, el gobierno realizará reuniones descentralizadas buscando el diálogo con las autoridades regionales, alcaldes y representantes de la sociedad. Los compromisos de mutua obligación serán objeto de seguimiento desde el gobierno. Consolidaremos el proceso del presupuesto participativo. Fomentaremos la vigencia de los Consejos de Concertación Local y Regional ahora debilitados y en algunos casos hostigados, como expresión de un enfoque de gestión compartida. En el caso concreto de Lima, que ha crecido de forma desordenada y caótica, daremos continuidad a la inversión en transporte público en la ciudad.

El gobierno siente que uno de los graves problemas que provoca temor y frustración en las personas es el de la inseguridad. Se arrastran en ello 30 años de fracasos y muy pocos éxitos y los que sufren las consecuencias de la violencia del crimen organizado, el narcotráfico y el pandillaje son los más pobres. Queremos cambiar esa historia de ausencia de liderazgo político y la carencia de una política de estado eficaz en esta materia. Es necesario desterrar la idea de que la inseguridad es un problema exclusivo de la policía. Por eso anuncio que así como el Presidente de la República preside el Consejo de Defensa Nacional, presidiré también un Consejo Nacional de Seguridad Ciudadana y Política de lucha contra la Criminalidad para darle un carácter multisectorial.

Activaremos un Servicio Policial Voluntario, equiparemos y conectaremos a las comisarías a la red digital, estableceremos penales fuera de Lima y de las principales zonas urbanas del país implementaremos el trabajo físico para condenados por graves delitos…. En mi gobierno no habrá perdón para violadores, ni para ningún delito cometido contra un niño o una niña.

La corrupción es para nosotros un elemento que debilita al Estado y afecta su desarrollo. Es, por lo tanto, un problema de seguridad. En tal sentido, defiendo la imprescriptibilidad de los delitos de corrupción en agravio del Estado y la  inhabilitación a perpetuidad contra sus autores o cómplices para el ejercicio futuro de cualquier función pública; y defiendo la eliminación de los beneficios penitenciarios en los casos de corrupción.

A MANERA DE CONCLUSION

Hasta aquí, todo lo expresado por el Presidente Ollanta Humala, nos permite recordar y reconocer que lo local, como territorio ecológico geográfico y económico productivo, como espacio de interacción de los actores sociales e institucionales y como instancias de gobierno y construcción social del desarrollo, es la dimensión más adecuada porque en él, se tornan concretos, accesibles y operables las diversas dimensiones en su articulación y sinergias generadoras de desarrollo.

En este siglo XXI, en que asistimos a la mayor y más acelerada revolución científica y tecnológica, nuestro país, no puede seguir a la espera de los más profundos cambios de sus actuales estructuras jurídicas, sociales, institucionales y políticas, en búsqueda de nuevos parámetros de equidad para acceder a los beneficios a favor de la mayoría de peruanos, en momentos en que la aspiración de justicia recorre cada uno de los rincones del país como sustento ético de generación en generación y hoy más que nunca vigente, pero también factible.

Sí hemos llegado hasta aquí, es porque hemos escogido el cambio y la esperanza por encima del miedo y la mezquindad oportunista de algunos y además porque estamos seguros de que el presente, es un tiempo extraordinario que desafía nuestra imaginación y creatividad, nuestra actitud y disposición hacia el cambio, la innovación y la competitividad del Perú, que exige de nosotros el leal compromiso en la búsqueda del largo plazo en pos del desarrollo humano y sostenible.

Finalmente lo dicho por el nuevo Presidente de nuestra nación aún joven, nos debe orientar al fortalecimiento y protagonismo de la sociedad civil, mediante la transferencia de poder y capacidad de  decisión hacia los espacios locales y regionales, hasta hoy concentradas de gran manera en estructuras estatales y de gobierno egoístas perversas y corruptas, muy bien el ordenamiento territorial y el apoyo al transporte para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos y no debemos asustarnos cuando se nos habla de impulsar el apoyo al SIMA-PERU y a la creación de una poderosa marina mercante nacional, así como de la creación de una Línea de Bandera con el propósito de fortalecer un Nuevo Estado Nación de Bienestar. Aquí no se trata solo de reformar el Estado, como hasta hoy se ha hecho y se sigue pregonando “achicándolo” o empequeñeciéndolo para servicio de unos pocos, reduciendo y castigando el salario de sus trabajadores o rematando sus bienes o empresas al mejor postor previamente elegido, sino de transformar la perversa relación que nos han impuesto ante la sociedad. Se trata de desprivatizar al Estado Peruano, que ha funcionado como garante de un modelo neoliberal y de los intereses de unos cuantos, para dotarlo de una misión que responda a los intereses de la sociedad peruana a la que se debe. Se trata de convertirlo en un instrumento facilitador y promotor del acceso a las oportunidades, en especial de los que hoy están excluidos y en la pobreza.