LA PARADA-Jueves, 25 de Octubre 2012
La barbarie de “La Parada” provocada con delincuentes rentados por los grandes
comerciantes y azuzada por conocidos políticos, con amagos y rumores de saqueos,
caos y violencia en la ciudad de Lima, felizmente conjurada por la Alcaldesa de
Lima Susana Villarán, con el apoyo de la PNP,-hay que reconocerlo- nos recuerda
que hace 193 años “LA PATRIA NO VALE NADA”. Todo ello como embriogénesis
maligna de un Estado inepto, infestado
de corrupción crónica e indiferente en el cumplimiento de los fines primarios
que se le reconoce, con una población, que es asaltada día a día por la inseguridad,
el miedo al caos y la violencia generalizada, como resultado de una pirámide de
ingresos inicua y plana en su base, pero afilada en su punta y que refleja la miserable
desigualdad entre peruanos. Quienes gobiernan se resisten a entender, que en el
Perú de hoy, los ricos son cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres,
entre ellos, el lumpen, la delincuencia, el crimen organizado también crece y
son rentados por los primeros e incluso por el Estado, que con urgencia hay que
reformar.
Entre CONGA
Y LA PARADA, hay un Estado ágil para las decisiones fundamentales relativas
a la gran propiedad, la inversión pública amarrada, la determinación de
políticas económicas con “perro del hortelano” incluido. Y hay otro Estado, “el
social”, para mantener a raya el descontento y la grita social mediante la politización de las necesidades,
la manipulación y la propaganda. No ha podido, en cambio, cumplir con sus
deberes elementales para con la democracia; hacer crecer y distribuir, hacer
respetar al Perú como nación, cumplir con dar igualdad ante la ley y calidad de
ciudadanos a las crecientes masas de peruanos.
En este
contexto y sin mezquindad, hay que
desearle éxitos a la gestión de Susana Villarán por lo de la Parada, ahora y
casi de inmediato en la “ordenación del transporte urbano y la seguridad
ciudadana”; la carga de problemas heredados es muy grande, la ciudad de Lima, no es, expresión, ni modelo
de articulación y armonía, sino de segregación, exclusión y con frecuencia de
caos y violencia. Dentro de este análisis, no podemos dejar de decir, que Lima
se ha convertido en una gran urbe conurbada y policéntrica con más de 10
millones de habitantes y en donde, si bien es cierto, que la modernidad y el
crecimiento económico de los últimos años, ha dejado sentir sus impactos en la
ciudad capital; que no obstante, subsisten altos niveles de inequidad, pobreza
y pobreza extrema, que interpelan el modelo de desarrollo que se observa en
esta última década. Lima jamás ha tenido un modelo de planificación,
existe un déficit acumulado de cobertura y gestión de servicios básicos, que
las distintas administraciones metropolitanas y distritales han venido postergando
desde hace varias décadas.
La visión de Lima – Ciudad, tiene
como base la gestión política, administrativa y del territorio, en tal sentido, tenemos que
reconocer que, el cierre de La Parada se ubica en la dirección correcta,
ella se dispuso en ese lugar, allá por los años cincuenta del siglo pasado,
cuando los aún extramuros de la ciudad de Lima así lo imponían, además, si
apenas contaba con un millón de habitantes. Hoy Lima concentra el 30% de la
población nacional, la mitad, en distritos que hace cuarenta años no existían u
ocupaban un espacio muy limitado. La Lima del siglo XXI demanda no solo
modernos y grandes edificios, viaductos y pasos a desnivel, sino transformar
con imaginación las relaciones entre quienes viven en ella, articulando sus
lazos con las demás regiones, convirtiéndose en una ciudad que defina con
precisión el rumbo del proceso de descentralización y de regionalización del
país.
Es por
eso, que el impulso de consolidar un mercado mayorista de alimentos formal y
organizado, empieza a recoger el apoyo y el reconocimiento de todos los limeños
que ven en la medida, una posibilidad de mejorar la calidad y los precios en la
distribución de los alimentos de primera necesidad, poniendo a raya a grupos de
poder económico y mafias, que con el apoyo de malos políticos y de la mayoría
de medios de comunicación, cuyos protervos fines, es impulsar la revocatoria en
el cargo de Susana Villarán en detrimento de los intereses de las grandes
mayorías de limeños, en especial de los más pobres y excluidos de la ciudad.
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